La filosofía debiera ser la columna vertebral de todo proyecto educativo

Así lo piensa Ana María Vicuña, quien ha impulsado desde 1987 la implementación del Programa de Filosofía
para Niños. Una propuesta que busca que los niños debatan y descubran respuestas sobre diversos temas que
van desde la ética hasta la política.

Fue en 1987 cuando Ana María Vicuña, filósofa, profesora de lenguas clásicas y ética chilena, entendió la importancia de la filosofía desde la educación inicial. Ese año, tras varios años trabajando en universidades y colegios, llegó por recomendación de una conocida a Estados Unidos a realizar, por un mes, un curso de capacitación del Programa de Filosofía para Niños, creado por Matthew Lipman (1923-2010), un filósofo e investigador que es considerado un visionario en todo lo que se refiere a filosofía e infancia en el ámbito educativo.   “Ese curso fue intenso, recuerdo que cuando llegué y los escuché a todos, como que se me cumplieron mis sueños. Yo siempre decía que me hubiera encantado estudiar con Aristóteles, con Sócrates, con Platón. Ahí, en ese curso, era como si estuviera con ellos. Era filosofía pura, era debatir, era pensar. Fue fascinante”, recuerda Ana María, quien es ahora reconocida en el ámbito académico por ser una de las precursoras en Chile del programaeducativo-filosófico instaurado por Lipman desde 1969.

Dicho programa tiene la premisa de que a través de la filosofía se pueden transformar las prácticas educativas, hacer a un lado las prácticas que se basan en la repetición e instaurar el diálogo filosófico, ya que según Lipman esta es una “herramienta privilegiada de indagación, comunicación y participación democrática”.

“La educación muchas veces hace que los niños pierdan interés porque está pensada desde la estructura adulta y no debería ser así porque los niños están dotados de una extraordinaria curiosidad. Muchas veces les matamos esa curiosidad con una educación tan esquemática. Por eso, el Programa de Filosofía para Niños se basa en que es importante escucharlos, conversar con ellos, ver qué quieren, qué les interesa”, dice Ana María.

De los libros a la realidad

El Programa de Filosofía para Niños busca responder al desafío de escuchar a niños y niñas para que éstos se conecten con sus intereses a través del aprendizaje. Por eso, se deben brindar instancias de reflexión, desarrolladas por Lipman a través de novelas con contexto narrativo y personajes que son niños de su misma edad. Durante el desarrollo del Programa, Lipman escribió 10 libros específicos para cada edad, abarcando desde kínder hasta cuarto medio, en los que se desarrollan temas de ética, política estética y mucho más.

Por ejemplo, entre las novelas de Lipman que se encuentran traducidas al español está “Pixie”, una publicación para ser usada con niños de 6 a 7 años, que cuenta la historia de una criatura que no deja claro si es hombre, mujer o animal y durante el proceso de lectura, se llega a debatir sobre la identidad, ambigüedades, imprecisiones, metáforas y conceptos.

El proceso de lectura se hace con los niños, leyendo algunas páginas de la novela y después, se realiza la parte más importante de la metodología del Programa de Filosofía para Niños: la del debate. “Se debe invitar a los niños a señalar lo que les llamó la atención en la lectura, las preguntas que les surgieron o lo que les gustaría discutir, esa es la parte que asegura nuevamente la conexión con los intereses de los niños y evita que se les imponga una agenda o algo que no les va a interesar. Es la invitación a trabajar desde el asombro de ellos, es una forma de motivarlos. Es impresionante cómo se motivan, las cosas que dicen, que piensan”, explica Ana María.

Para la profesora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la estructura ideal para seguir la propuesta de Lipman es que todos los ramos tuvieran como base el debate y que la filosofía fuera la columna vertebral de todo programa.  En Chile, algunos colegios realizan esta actividad al menos una vez a la semana, en un espacio de dos horas, según comenta Ana María.

Ana María y su esposo, Celso López -quien también es filósofo y profesor- han llevado a cabo varias capacitaciones del Programa de Filosofía desde 1990, tanto en Santiago como Chillán y Concepción, entre otras ciudades. Además, son autores de “El libro de Manuel y Camila. Diálogos sobre ética”, con el que han trabajado en varios colegios los fundamentos éticos de los derechos humanos.

Según Ana María, aunque ya existen novelas escritas por Lipman para indagar distintos temas desde la filosofía, este trabajo del análisis y la invitación al debate, se puede hacer con cualquier libro que tenga personajes que sean de la edad de los estudiantes y que se enfrenten a algún problema.Uno de los más usados, por ejemplo, es el “Alicia en el país de las maravillas”.  En Chile, tres de las obras de Lipman han sido traducidas hasta la fecha por Ana María y Celso y publicadas por Ediciones UC: “Pixie“, “Ari”, y “Kio y Gus”.

“Para sustentar la democracia y hacerla progresar, se requiere un sentido de participación y de responsabilidad, eso es lo que brindan estos debates, estos espacios, la filosofía. También brinda apertura y tolerancia, desde estos espacios se puede trabajar, por ejemplo, el bullying, porque se abre un espacio para mostrar la opiniones diferentes y un respeto básico por las normas y acuerdos, un sentido de comunidad. Es maravilloso todo lo que se puede lograr con la filosofía y todo lo que podríamos lograr llevándola más allá”, considera la profesora y filósofa.


Fuente: Elige educar

http://www.eligeeducar.cl/la-filosofia-debiera-la-columna-vertebral-proyecto-educativo