Generación Z: Aprender a aprender

Tengo la gran suerte de estar todo el día con chicos nacidos entre el 95 y el 2000: generación Z por definición estricta. Lo estoy en ámbitos diferentes, en programas universitarios que nada tienen que ver. Y, lo que es más interesante, en todos estos entornos, mi función es ayudarles a aprender.

Aunque en cada centro la metodología es diferente (muy diferente, me atrevería a decir), el objetivo es el mismo: que entiendan que no están ahí para aprobar, sino para aprender. Y que cuando salgan de ahí, seguirán aprendiendo. De hecho, no dejarán (o no deberían dejar) de hacerlo nunca.

Los Zentenials son la primera generación que entra de lleno en el Longlife Learning: una manera de ver el aprendizaje que casi podría ser un estilo de vida (incluso el nombre parece que le encaja -”Longlife Learning LifeStyle” ;p).

Para los padres (que, además, normalmente son los que pagan los estudios), tener una carrera sigue siendo un buen punto de partida; sigue siendo lo de “al menos tendrás un título”. Ese papelito que da cierta seguridad si las cosas van mal dadas. Y que permite seguir con ese camino fijado de primero carrera — luego máster — luego prácticas hasta que te contraten.

En el fondo, empiezan a sospechar que esto ya no es así, que un título no es garantía de nada. También leen en algunos medios, oyen decir, que en 10 años sus hijos se enfrentarán a profesiones que hoy no existen. Y saben que el mundo ya no es tan lineal. Pero tampoco saben cómo se actúa en este nuevo entorno, cuál es la tabla salvavidas a la que siempre puede uno acogerse si vienen olas.

Y es que el plan B, la nueva ruta, no está tan marcada como lo estaba la que valía hace unos años: no se trata de cambiar de camino, sino de salirse de él. Entender que ya no hay un único sendero, sino un campo enorme con pequeños caminos que se entrecruzan, que de repente se desdibujan, que se ensanchan y se estrechan.

En este nuevo entorno, hay que estar en forma para cuando el camino vaya cuesta arriba, saber que habrá más de una piedra que tendremos que apartar, que a veces bordearemos ciertos acantilados de esos que dan vértigo, mucho vértigo.

Pero que también habrá bajadas para bajar disfrutando sin siquiera pedalear, recodos para parar a descansar, tasquitas donde conocer gente nueva.

Por eso, hay que saber aguantar cuando el camino cueste, ayudar y dejarse ayudar, tolerar la frustración y el cansancio. Saber coger carrerilla cuando se pueda. Y, por encima de todo, disfrutar y aprender de cada paso.

La Generación Z es la primera que ha elegido estudios universitarios intuyendo que tal vez en unos años no trabaje de aquello que le están enseñando. Con la certeza de que sólo con el grado no va a ningún lugar, pero sin saber en qué se va a especializar después -o si debe o quiere hacerlo-. Y con un inicio de ruptura intergeneracional en la que los hijos empiezan a quitarle importancia al título, pero los padres aún se aferran a él como balsa salvavidas.

Para los padres (que, además, normalmente son los que pagan los estudios), tener una carrera sigue siendo un buen punto de partida; sigue siendo lo de “al menos tendrás un título”. Ese papelito que da cierta seguridad si las cosas van mal dadas. Y que permite seguir con ese camino fijado de primero carrera — luego máster — luego prácticas hasta que te contraten.

En el fondo, empiezan a sospechar que esto ya no es así, que un título no es garantía de nada. También leen en algunos medios, oyen decir, que en 10 años sus hijos se enfrentarán a profesiones que hoy no existen. Y saben que el mundo ya no es tan lineal. Pero tampoco saben cómo se actúa en este nuevo entorno, cuál es la tabla salvavidas a la que siempre puede uno acogerse si vienen olas.

Y es que el plan B, la nueva ruta, no está tan marcada como lo estaba la que valía hace unos años: no se trata de cambiar de camino, sino de salirse de él. Entender que ya no hay un único sendero, sino un campo enorme con pequeños caminos que se entrecruzan, que de repente se desdibujan, que se ensanchan y se estrechan.

En este nuevo entorno, hay que estar en forma para cuando el camino vaya cuesta arriba, saber que habrá más de una piedra que tendremos que apartar, que a veces bordearemos ciertos acantilados de esos que dan vértigo, mucho vértigo.

Pero que también habrá bajadas para bajar disfrutando sin siquiera pedalear, recodos para parar a descansar, tasquitas donde conocer gente nueva.

Por eso, hay que saber aguantar cuando el camino cueste, ayudar y dejarse ayudar, tolerar la frustración y el cansancio. Saber coger carrerilla cuando se pueda. Y, por encima de todo, disfrutar y aprender de cada paso.

La Generación Z será la primera que entienda que para aprender, además de estudiar, hay que hacer, repetir, equivocarse y volver a empezar. La primera que tome realmente conciencia de que ya no se estudia para aprobar, para tener un título, sino para aprender.

Que a aprender se aprende y que requiere, sobre todo:

  • autoconocimiento para entender cuál es la manera en que uno aprende, teniendo en cuenta que hay muchas maneras de adquirir conocimiento, porque hay diferentes tipos de inteligencia, como afirma Howard Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples.
  • sentido crítico para dar veracidad, o no, a las fuentes a las que se accede. Internet es la gran fuente actual de información, pero también de infoxicación, por lo que hay que saber discernir el contenido.
  • capacidad de síntesis y vinculación de ideas, para recuperar lo aprendido anteriormente, para enriquecer los nuevos contenidos.
  • capacidad lectora, para entender qué puede aportar cada libro. Capacidad para leer capítulos sueltos o libros del tirón, siempre en función de las necesidades de aprendizaje del momento.
  • actitud emprendedora para aplicar lo aprendido, ponerlo a prueba, exponerse y exponerlo (ya sabéis, aquello de “Dímelo y lo olvidaré, enséñame y lo entenderé, hazme partícipe y lo aprenderé.”).

La Generación Z es la primera que ha llegado a la universidad, consciente de que deberá aprender a desaprender para poder volver a aprender. Y que hoy, más que nunca, el aprendizaje no está entre 4 paredes. Que lo de “la universidad de la vida” se más cierto que nunca.


https://medium.com/@neusportas/generaci%C3%B3n-z-aprender-a-aprender-76adb73c9571

Fuente: Medium